domingo, 21 de abril de 2013

CUIDADOS BÁSICOS PARA UNAS UÑAS SANAS



          Las uñas están formadas por queratina en forma de lámina curvada.  Exceptuando el borde libre de la uña, el resto está compuesto de estructuras vivas que requieren ser cuidadas.







          Una de las características que debemos tener en cuenta a la hora de cuidar de las uñas es su poca capacidad para retener agua.  Esto se debe a que los niveles de grasa que retienen el agua de la uña son muy bajos.  Las grasas constituyen uno de los aportes más necesarios para las uñas.  Hay que tener cuidado con los cosméticos que contienen disolventes, ya que eliminan parte de la grasa de las uñas, dejándolas desprotegidas.

          El grado de hidratación es decisivo para la consistencia de las uñas.  La deshidratación hace que se endurezcan demasiado provocando fragilidad ungueal y rompiéndose con facilidad. Por el contrario, si tienen excesiva hidratación, se produce ablandamiento y las uñas quedan frágiles.

          La localización de las uñas y su empleo en las tareas cotidianas hacen que se vean afectadas por las condiciones externas.  El calor, el frío, la humedad y los detergentes, entre otros factores, favorecen la aparición de alteraciones tanto en las uñas como en las zonas periféricas.

          El uso de quitaesmalte y de detergentes produce deslipidación, lo que conlleva a que las uñas tengan menor resistencia ante las agresiones externas.

           Por otra parte, debido a la permeabilidad de la lámina ungueal, algunos productos de baja calidad pueden penetrar en ella y mancharla.  Por eso es recomendable el uso de la base protectora antes  de aplicar el color.





¿Qué debemos hacer para proteger nuestras uñas?


          En primer lugar, para evitar la fragilidad de las uñas, debemos limitar el contacto con el agua mediante el uso de guantes de látex recubiertos de algodón.  Al mojarse, la queratina se hidrata y se ablanda, pero al secarse se endurece, siendo estos cambios bruscos los que alteran las capas y hacen que la uña se dañe.  Para mejorar su estado es recomendable utilizar una crema de manos muy consistente al menos tres veces al día y cada vez que se laven las manos.  Deben también  utilizarse limas muy suaves.

          Para evitar las uñas quebradizas debemos aplicar productos  como la lanolina o el aceite de almendras para equilibrar las grasas de la uña. Un método que las mejora sustancialmente es sumergirlas todos los días en un bol con agua tibia y salada.  Después, se aplica en cada uña una gota de aceite de oliva masajeando suavemente.   No es recomendable pintar las uñas mientras dure el tratamiento.

          Hay que prestar especial atención a los quitaesmaltes para que no sean demasiado desengrasantes.   La acetona, aunque muy efectiva, es bastante agresiva.  En el mercado existen quitaesmaltes enriquecidos con aceites que, aunque necesitan más tiempo para actuar, evitan la sensación de sequedad de la uña producida por un desengrasamiento excesivo.


          En cuanto a la manicura, se recomienda no cortar la cutícula al realizarla, puesto que tiene una función protectora y se pueden producir infecciones en la zona.  Es preferible retirarla con un producto quitacutículas.  Una manicura mal realizada puede ser nefasta, ya que maltratar la cutícula con instrumentos agresivos puede alterar la formación de la uña, provocando su debilitamiento y su fragilidad. 

          Al limar las uñas no hay que realizar movimientos de vaivén que puedan abrirlas en capas.  Hay que usar una lima fina y empezar por los bordes exteriores de la uña, con movimientos hacia el centro, dejando intactos los lados rectos, que son muy frágiles.

         Para mantener las uñas en buen estado, de vez en cuando se deben dejar sin pintar durante dos o tres días.




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