Hay ocasiones en las que deseamos ocultar nuestros pensamientos, pero no lo conseguimos.
Pequeñas acciones o gestos pueden delatarnos y descubrir lo que pensamos en realidad, creando un fallo en nuestra máscara social.
El símbolo más popular relacionado con el engaño son los tres monos sabios: el primero se tapa los oídos para no escuchar una reprimenda, el segundo se tapa los ojos para no ser testigo de algo que no quiere ver, y el tercero se tapa la boca para no decir una mentira.