Las bases correctoras se utilizan, principalmente, con tres propósitos: corregir
imperfecciones concretas, neutralizar tonalidades descompensadas e iluminar
pieles cansadas. Dichas correcciones se consiguen utilizando los principios básicos de la teoría del color.
Dos colores son complementarios si se encuentran diametralmente equidistantes uno del otro dentro del círculo cromático. Si se colocan uno junto al otro, se potencian entre sí. Por el contrario, si se superponen, se neutralizan.
¿Qué colores podemos encontrar en bases correctoras y para qué se suelen usar?
VERDE
Este color es ideal para neutralizar rojeces en zonas concretas. Se suele utilizar para disimular las cicatrices recientes, la cuperosis y las telangiectasias. En zonas más extensas se suele utilizar el amarillo.
MALVA
AZUL
Neutraliza las diferencias tonales en las pieles oscuras o negras. También se utiliza para disimular manchas anaranjadas.
BLANCO
Da a la piel una transparencia uniforme. Se puede
utilizar por todo el rostro para conseguir luminosidad o en algunas zonas para crear reflejos de luz. Su efecto es muy marcado, por lo que hay que ser prudente al usarlo. Para un contraste más sutil se puede utilizar el beige claro.
AMARILLO
Indicado para pieles rosadas: disimula las rojeces. Se utiliza también para corregir discromías azuladas como hematomas u ojeras de
componente azulado.
ROSA
Este color ilumina las pieles mates o aceitunadas. Da vida a las pieles apagadas. Rejuvenece las pieles sin brillo.
Se utiliza para neutralizar los tonos azulados en las pieles blancas.
BEIGE
Es el color universal. Dependiendo de la tonalidad puede usarse para neutralizar diferentes discromías. El beige claro o marfil se utiliza para disimular cicatrices atróficas como las del acné, zonas deprimidas y ojeras de componente marrón. En una tonalidad oscura puede utilizarse para corregir las cicatrices hipertróficas y las zonas rugosas.
Se utiliza tanto en el rostro como en otras zonas: escote, manos, extremidades, etc.
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