TIPOS DE CORRECTORES EN EL MAQUILLAJE

          Para realizar un maquillaje perfecto se necesita que la piel presente un aspecto inmaculado. ¿Pero cómo podemos conseguir ese efecto de piel de porcelana?  

           Utilizando maquillaje corrector. 

                Los correctores son aquellos productos que utilizamos para neutralizar o corregir el tono de la piel, o bien disimular pequeñas imperfecciones. En el mercado hay muchísimos tipos en diferentes texturas y colores.  A veces resulta prácticamente imposible saber cuál es el que necesitamos sin consultar a un experto.  Sin embargo, podemos clasificarlos en tres grandes grupos: bases correctoras, fondos de maquillaje correctores y polvos libres.

BASES CORRECTORAS

           Las bases correctoras se utilizan, principalmente, con tres propósitos:

                          - Corregir imperfecciones concretas

                     - Neutralizar tonalidades descompensadas

                     - Iluminar pieles cansadas

            Sin embargo, también sirven para realizar correcciones ópticas en el rostro por medio de luces y sombras.

         Generalmente  se aplican en las zonas concretas que queremos corregir, aunque las pre-bases o primer, se aplican también en todo el rostro.  Hay de muchos tipos, aunque su uso más común es el de mejorar el tono de la piel.

            Algunos correctores se pueden aplicar después del fondo de maquillaje, aunque hay que tener bastante experiencia en su aplicación para que el efecto quede natural.

FONDO DE MAQUILLAJE CORRECTOR

           La función del fondo del maquillaje corrector es mejorar el tono de la piel, no corregir los defectos que puedan presentarse.  Eso lo conseguimos antes de su aplicación con las bases correctoras.

         Debemos utilizar el que mejor se adapte al color de nuestra piel.  Un fondo de maquillaje demasiado claro o demasiado oscuro nos dará un resultado artificial.  Debemos evitar el efecto máscara.

POLVOS LIBRES

           Su objetivo es matizar, unificar y fijar el maquillaje.  Es necesario tener cuidado con la tonalidad, ya que si el color es excesivamente oscuro o claro obtendremos un resultado poco natural.

           Para realizar las correcciones es aconsejable centrarse más en disimular las imperfecciones y no en intentar camuflarlas utilizando un exceso de producto.  En general, se trata de iluminar las zonas que queremos resaltar para que las que no queremos que se vean pasen desapercibidas.